El sábado 22 de marzo de 2015, Kosmopolis tenía un programa tan interesante que hubiera deseado tener algún clon. Forzada a elegir, seleccioné tres propuestas que cubrían varias de las áreas de este año: Sebald, Alicia (esta vez desde lo culinario) y el periodismo en el siglo XXI.
Sebald, el arte y la política
Comenzamos con las mariposas. Una imponente obra de 30.000 mariposas negras y de papel marcan el camino hacia la sala de exposiciones. La razón nos la dio Jorge Carrión, comisario de la exposición «a partir de Sebald, no sobre él»: «Esta es la primera pieza que tuve claro que debía estar en esta muestra. Black Cloud, obra de Carlos Amorales, indica el camino hacia una propuesta que estalla en redes, posibilidades e interpretaciones.
La primera parte es un «espacio gris», para entrar en el tono de la escritura de Sebald. Carrión comentó algo muy interesante, que suele ser la línea del CCCB: «representar la literatura sin fetichismo». Sin duda, lo que capturan las cartas entre Sebald y su gran amigo Jan Peter Tripp, y la obra L’oleil o el tiempo blanco de Tripp es un espíritu, un modo de ver y narrar el mundo.
Seguimos hacia el «espacio blanco», en donde encontramos lo que varios artistas propusieron con espíritu sebaldiano: entre ellos, My Ghost, de Jeremy Wood (alucinante propuesta a partir de sus propios movimientos, seguidos por un GPS e impreso —no por casualidad— en seda, «un mapa que intenta atrapar el tiempo», en palabras de Carrión); fotos de Susan Hiller (Country Roads) que recuperan la sensación del vacío, de esos espacios que comunican el paso y la nada, tan presente en la obra del Sebald; una película de Guido van der Werve, Nummer veertien, home (artista y deportista multifacético por el cual Carrión expresó su admiración y casi envidia). Escritores y artistas también podían participar en calidad de lectores: pidieron a algunos escritores que enviaran los libros de Sebald, con sus notas y acotaciones; vieron que el de Piedad Bonnett «era un libro intervenido, y lo reprodujimos en edición facsimilar», para que pueda tocarse, verse y leerse.
Como comentó Carrión, la palabra «Holocausto» no aparece en la obra de Sebald; sin embargo, atraviesa toda su obra. Por lo tanto, la reflexión sobre la propia experiencia española no podía faltar: desde la obra Resurrección de Núria Güell, una «venganza por los 80.000 españoles que aún no hemos encontrado; encontramos a Cervantes antes que a García Lorca» hasta un museo imaginario para proteger las obras de la ciudad de Madrid que —a pesar de tener planos y diseño— jamás se construyó.
La visita terminó en el Teatro Sebald, donde el autor —junto con Susan Sontag— participaba desde la pantalla de un evento grabado en 2001. En ese espacio se desarrollarán numerosas actividades hasta julio de este año. El programa puede verse aquí.
Bonus track: Carrión y Mario Hinojos publican Sebaldiana, un magazín digital que acompaña la exposición.
Comida y literatura con Mina Holland
El amor por la comida y la literatura han ido muchas veces de la mano. Mina Holland, editora de Guardian Cook (suplemento gastronómico de The Guardian), contó su experiencia con ambas esferas, y nos invitó a recorrer su propia experiencia de cómo hacer de sus pasiones una profesión. No faltaron alusiones a Proust y sus magdalenas, a las numerosas comidas y bebidas de Alicia en el País de las Maravillas ni a Virginia Woolf. Creo que la frase más interesante de la charla es breve y encierra una enorme verdad: Holland comentó que tanto con la comida como con los libros tenemos una (gran) experiencia semejante: los devoramos (con todas las connotaciones de la palabra) y los digerimos.
Bonus track II: Su libro El Atlas Comestible se publicó a fines de 2014 en castellano.
Las guerras, el hambre, el periodismo
Debo confesar que las charlas/encuentros/debates en el hall del CCCB son una de las actividades que más me gustan (y no solo en Kosmopolis, sino en los diversos ciclos que organizan). No sé por qué, pero el hall crea un espacio más íntimo que otros de los espacios… ¿Será la luz, la sensación de un lugar que cambia según lo que se organice? No lo sé, pero ahí siempre pasa algo bueno. Anoche fue la conversación entre Martín Caparrós y Jon Lee Anderson. La excusa eran las guerras y el hambre, pero en realidad se habló de qué significa ser periodista/narrador en la actualidad; de cómo a veces confundimos innovación con adelantos técnicos, cuando de lo que se trata es de innovar contando historias; de la experiencia y responsabilidad que implica contar noticias que generalmente son complejas, cuando no directamente malas… Tanto en contenido como en forma (incluyendo el acento latinoamericano de Jon Lee Anderson, festejado por varios tuiteros), fue una interesante reflexión sobre la tarea del periodista, algo que suele enterrarse bajo la obsesión por la velocidad y la cantidad de información que nos invade.